Historia

CEMENTERIOS JUDÍOS EN VENEZUELA, UN VISTAZO
Alberto Moryusef Fereres

La historia de los cementerios judíos en Venezuela es tan larga como la de la presencia judía en el país, puesto que junto con el primer asentamiento surgió la necesidad de dar sepultura a los fallecidos, de acuerdo con las leyes y costumbres propias de este pueblo. Abarca gran parte de la geografía nacional.

CORO, EL PRIMERO

El cementerio judío de Coro, estado Falcón es el más antiguo en el país y el más antiguo aun en uso en Tierra Firme. Fue establecido en 1832 cuando Joseph Curiel, uno de los primeros judíos de Coro, compró el lote de terreno para enterrar a su hijita, Hana el 14 de enero de 1832.

En este cementerio llaman la atención,por un lado,la casi total ausencia de inscripciones en hebreo en las lápidas y,por otro, la presencia de figuras de plañideras y de ángeles, estos últimos en tumbas de niños. Ambos elementos son evidencia del proceso de asimilación de esa primera comunidad judía de Venezuela, de origen sefaradí curazoleño, cuya historia se desarrolló principalmente entre los años 1830 y 1900.

El cementerio posee un total de 182 monumentos funerarios, entre simples túmulos y elaboradas estatuas. En sus lápidas predominan los apellidos Curiel,López-Fonseca, Henríquez, Levy-Maduro y Capriles. La única lápida con inscripciones en hebreo es de 1942 y pertenece a la tumba de una judía askenazí, FrajdaSzomstein.

El cementerio es PatrimonioCultural del Municipio Miranda desde 2003 y monumento histórico regional del estado Falcón desde 2004. Está al resguardo de la Fundación del Patrimonio Cultural Hebreo Falconiano, la cual solicitó al Ministerio de Interior y Justicia su declaratoria como patrimonio nacional en 2007, aún sin concretarse.

En 1970, la Asociación Israelita de Venezuela aportó recursos para su restauración integral, junto con la Gobernación del Estado Falcónencabezada por José Curiel, descendiente de los fundadores de la comunidad. Nuevamente la A.I.V. colaboró en 2009, esta vez para la reparación de sus muros enconjunto con la Constructora Sambil.

Como se dijo al principio, el cementerio sigue en uso; pero, los entierros que en él se efectúan ya no se rigen por las normas que establece la ley judía en esa materia.


BARCELONA

Al cementerio judío de Coro le sigue en antigüedad el de Barcelona, estado Anzoátegui, establecido en 1875 por hebreos igualmente provenientes de Curazao y la isla de Santo Tomás, cuya comunidad dio los fondos para la adquisición de la parcela. Se aprecian en las sencillas lápidas, también carentes de inscripciones en hebreo, apellidos tales como Valencia, De Lima, Baíz y Morón. El último entierro tuvo lugar aparentemente en 1975. El Instituto de Patrimonio Cultural lo declaró «bien de interés cultural» y fue reparado durante la gestión del gobernador del estado Anzoátegui, David de Lima (2000-2004), descendiente de esos judíos.

CARACAS, ANTECEDENTES

En la tercera década del siglo XIX, mientras un grupo de judíos curazoleños se asentaba en Coro, otro más pequeño lo hacía en Caracas, por las oportunidades comerciales que ofrecía la capital del país. Hacia 1838, algunos de ellos, encabezados por Moisés Abraham Jesurún solicitaron al reino de Holanda un aporte económico para la construcción de un cementerio judío en esta ciudad. La solicitud se hizo mediante la sinagoga Mikvé Israel de Curazao, su comunidad de origen.

La petición fue reiterada en 1844 cuando estos mismosseñoresconstituyeron un comité financiero pro cementerio judío en Caracas. En esta ocasión fue dirigida al ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de Holanda. No existiendo precedentes de contribuciónde este tipo, el ministro elevó la petición al rey Guillermo II, que en 1845 concedió 250 florines para tal fin, una suma en realidad pequeña para la época. Se necesitaban 10 mil florines.

Dada la urgencia, y ante la falta de recursos para un cementerio propio, ese mismo año, el comité se dirigió a losadministradores delcementerio Británico («o de los ingleses») de Caracas para solicitar la concesión gratuita de un terreno adyacente a aquel. El cementerio Británico, establecido en 1834, era el único en la ciudadque contaba con el consentimiento de las autoridades locales para el entierro de no católicos.Ya se habían enterrado algunos judíos ahí. El primero fue el del hijo recién nacido de un inglés residenciado en Caracas, Elías Mocatta, y mano derecha del cónsul general de Gran Bretaña, KerrPorter. En años posteriores otros israelitas, incluso no británicos, fueron enterrados allí, con apellidos tales como Pardo y Henríquez.

El Comité siguió activo hasta 1854; pero, en vista del fracaso del esfuerzo para edificar un cementerio judío, donó lo poco recaudado, 1.870 florines, a la junta pro huérfanos de la comunidad judía de Curazao.

En 1896, el general Joaquín Crespo, presidente de la República,forzó a los británicos a venderle la parcela del cementerio para integrarla a los terrenos de su finca, que se extendía hasta las orillas del río Guaire. El sector fue urbanizado a principios del siglo XX y desde entonces se le conoce como Quinta Crespo.

A partir de entonces, los judíos enterraron a sus muertos en parcelas privadas dentro del CementerioGeneral del Sur, un cementerio católico que había sido establecido en 1876 por el presidente de la República Antonio Guzmán Blanco, que ordenó la eliminación de todos los camposantos dispersos por la ciudad, en iglesias y conventos, para centralizar en aquel todos los sepulcros. Consta que algunasfamilias judías procuraron crear una separación entre las tumbas de sus seres queridos y las de gentiles por medio de rejas. Tal es el caso de David Ricardo, que enterró a su nieto recién nacido en 1897. David Ricardo había sido mohel (circuncidante) durante más de 20 años en Curazao y luego en Caracas, donde se radicó hasta su muerte,y fue enterrado en el mismo panteón.


PRIMER PANTEÓN DE LA AIV EN EL CEMENTERIO GENERAL DEL SUR

Una disposición del Cementerio General del Sur, propiedad de la nación, prohibía la venta de lotes o parcelas a confesiones u organizaciones. Esto se oponía a la posibilidad de edificar un panteón judío propiamente dicho. Los nuevos inmigrantes sefardíes que llegaban a Caracas, de origen marroquí, empezaron a adquirir parcelas privadas colindantes entre sí. Los primeros fueron las familias Sabal y Coriat, las cuales el 5 de marzo de 1916 llevaron a su última morada a un pariente de ellos, Moisés J. Pilo, sepultándolo y lo sepultaronen una parcela que,más tarde, formaría parte del lote de terreno que terminaría constituyéndose en el primer panteón judío de Caracas.

La vida institucional corría paralela a la del panteón judío: en 1907 se había creado la primera institución judía sefardí, la Asociación Benéfica Israelita y en 1919 se fundó la Sociedad Israelita de Venezuela, ambas predecesoras de la Asociación Israelita de Venezuela,que se estableció finalmente en 1930.

Con intención de configurar el lote para edificar ese primer sector judío, a partir de los panteones familiares Sabal y Coriat, la comunidad compró a la gobernación del Distrito Federal (a quien el Estado cedió el Cementerio del Sur) cuatro parcelas de 100 m2, cada una a nombre de igual número de miembros.

El mayor apego a las leyes y tradiciones judías por parte de estos sefardíes que venían de Marruecos, en comparación con los de Curazao, se evidencia en la forma y en las inscripciones de las lápidas: ausencia total de esculturas, predominio de la lápida horizontal, elevada o a ras de suelo,y preeminencia de la combinación de inscripciones en hebreo y español, aunque las más antiguas, incluyendo las de los Sabal, están solo en español. La mayoría están elaboradas en mármol de colores claros. El conjunto refleja la austeridad propia de la tradición judía en asuntos funerarios y de una comunidad incipiente, incluso en los panteones de las familias más pudientes.

En las lápidas predominan los apellidos sefardíes de origen marroquí, (Chocrón, Benatar, Levy, Benacerraf, Benaím, etc.), en otras se reconoce el origen mesooriental (Mizrahi, Alazraqui, etc.), unas pocas corresponden a descendientes de los predecesores curazoleños y hay 10 lápidas de judíos askenazíes (origen centroeuropeo), que para entonces no tenían terreno propio. Llama la atención que este panteón no cuenta con una sección específica para los cohanim (descendientes de los sacerdotes): las 13 lápidas que pertenecen a difuntos de apellido Cohén están dispersas entre el resto.

Hoy en día, con posteriores ampliaciones, el cementerio constituye una sola parcela de forma irregular con extensión de 1.400 m2. Se encuentra completamente rodeado por un muro de altura variable y un portón de entrada. Hay un total de 379 fosas, unas pocas sin lápidas o con inscripciones ilegibles. El último entierro tuvo lugar en 2002.

En 1999 se efectuó un levantamiento planimétrico, el cual permitió determinar la ubicación exacta de cada sepultura, que posteriormente fue cotejada con la respectiva foto tomada en 2015. En líneas generales el panteón se encuentra en buen estado, gracias al cuidado de la AIV. Está ubicado muy cerca de la entrada del cementerio y ya no está en uso.


SEGUNDO PANTEÓN DE LA AIV EN EL CEMENTERIO GENERAL DEL SUR

Adelantándose al agotamiento del primer panteón, a comienzos de 1960 la AIV compró un segundo lote de terreno de unos 3.000 m2 en el mismo Cementerio General del Sur, esta vez en la parte alta del camposanto en su extremo sur, al final de la vía. Lo que hasta el fin de esa década era un paraje de montaña, hoy está rodeado de barrios conformados por viviendas precarias, cuyos habitantes tienen esa vía como ruta de acceso.

La parcela, en forma de cuchilla, está conformada por una serie de lotes menores, resultado de un número variable de parcelas que la AIV. tuvo que comprar a nombre de diferentes miembros de la institución, en cumplimiento de la restricción ya citada. Aunque el panteón es comunitario, es decir, todas las fosas pertenecen a la colectividad judía, y no a particulares, la AIV permitió la reserva de grupos de parcelas para configurar panteones familiares, como se había hecho en el otro. El primer entierro fue el de Morris Levis, el 22 de noviembre de 1961.

Como innovación con relación al primer panteón, en su construcción se incluyóun salón de mediano tamaño, que se usa para el esper, la elegía funeral, que se dice antes del traslado del cuerpo a la fosa. También se incluyó una guenizá, una fosa especial para enterrar libros y manuscritos sagrados deteriorados o fuera de uso. Todo el lote está protegido por un muro.

La proporción de lápidas con inscripciones solo en español es menor que en el primer panteón. La forma y material siguen la pauta tradicional, aunque hay mayor presencia de lápidas en granito color gris o negro, junto con el tradicional mármol blanco. Algunas, sin caer en la ostentación, reflejan la buena posición económica de la familia, evidencia de una comunidad que prosperaba en la Venezuela pujante de la segunda mitad del siglo XX. La recurrencia de apellidos de origen marroquí o mesooriental es similar a la del primer panteón; pero, los cohanim sí cuentan con una sección aparte.

El plano que se encuentra en los archivos de la AIV corresponde al plan maestro, pero no refleja la realidad actual, puesto que al panteónse le dio un uso más intensivo que el que muestra el plano, colocando sepulturas en una proyectada vía central, esas lápidas no aparecen en el plano. La numeración de las parcelas no sigue el orden cronológico de los fallecimientos, por lo que el plano tampoco sirve de guía para la ubicación de cada parcela. Todo esto se aclararía con el levantamiento planimétrico, pendiente de ejecución para posteriormente cotejarlo con las fotos de cada lápida.

A pesar del deterioro de su entorno, el panteón se encuentra en buen estado.Hay un total de 635 sepulturas, el último entierro tuvo lugar en la década de 1990 y ya no está en uso.


PANTEÓN DE LA AIV. EN EL CEMENTERIO MONUMENTAL DEL ESTE

En 1980, al cumplir 50 años, la AIV compró, ahora sí a nombre de la institución, un lote de 10.000 m2, en el Cementerio Monumental del Este, en el sector de La Guarita, al este de Caracas. Se trata detoda una terraza de forma regular, completamente abierta y con una impactante vista sobre el valle y la cordillera de El Ávila. El acto de consagración y colocación de la primera piedra tuvo lugar el 28 de junio de 1981, con la presencia del presidente de la AIV, Moisés Garzón Serfaty, el secretario general Abraham Levy Benshimol, el rabino Jacob Garzóny, así como otros rabinos y directivos comunitarios.

Para la elaboración de las futuras lápidas, la AIV, conjuntamente con los administradores del cementerio, estableció una norma según la cual todas debían ser idénticas en su forma y material: horizontales, a ras de suelo y en mármol blanco, perfectamente alineadas una con otra. Las dos caminerías internas,una longitudinal y otra transversal, dividen el lote virtualmente en tres secciones. El sector de los cohanim está cerca de la entrada. La distribución de las fosas y la forma de las lápidas evita la configuración de panteones familiares.

Cuenta con un salón para el esper, diseño de Mario Benmergui; un lavatorio de manos, una guenizá y un imponente monumento a la memoria de las víctimas de la Shoá (Holocausto), revestido en mármol travertino, obra de la artista Irene Pressner, que data del año 1991, y que sirve como punto focal del acto comunitario de conmemoración de YomHaShoá (día del Holocausto).

El primer entierro fue el de David ChitritMazuda, fallecido el 26 de abril de 1983. Para la fecha contabiliza más de 1.500 sepulturas y tiene capacidad para unas 750 más. Desde el punto de vista espacial, el resultado es una matriz monótona de lápidas idénticas, con muy pocos elementos de referencia visual (algunos árboles en el perímetro), lo que dificulta la orientación del visitante. Para facilitarla, recientemente se numeraron las filas y se habilitó un directorio de nombres de los fallecidos y la ubicación de su sepulcro.

En 1996, la AIV se adquirió otro lote, colindante a un nivel inferior, que servirá para ampliación del panteón en futuras décadas.


OTROS CEMENTERIOS JUDÍOS EN CARACAS

La Unión Israelita de Caracas, la institución que agrupa a los judíos askenazíes, posee en la parte alta del Cementerio General del Sur un panteón conformado por una serie de terrazas adquiridas entre 1937 y 1959,los cuales suman más de 10.000 m2 y contienen más de 2.500 sepulturas, lo que lo convierte, por ahora, en el más grande camposanto judío de Venezuela. Sigue en uso.

Antes de su apertura, algunos fallecidos judíos de origen centroeuropeo fueron enterrados en el primer panteón de la AIV en el mismo cementerio.

En 1993 la UIC adquirió una parcela de 15.000 m2 en las afueras del Cementerio Metropolitano Jardines del Cercado,en la entrada de Guarenas, estado Miranda, al que se le dio el nombre de Gan Menujá(jardín del descanso) y con capacidad para 3.300 tumbas. Fue inaugurado en 1997, obra del arquitecto Isaac Meilijson y del Ingeniero Salomón Epelboim. Posee igualmente un monumento a la memoria de las víctimas de la Shoá (Holocausto), elaborado sobre un proyecto de Uri e Israel Ghelman.

El Gran Rabinato de Venezuela, otra institución askenazí, posee un panteón propio en una de las colinas del Cementerio General del Sur, que data de los años 1960, con más de 700 sepulturas y que se encuentra en uso.


CEMENTERIOS JUDÍOS EN OTRAS CIUDADES DEL INTERIOR

Hay evidencia de entierros de fallecidos judíos en cementerios cristianos en otras ciudades de Venezuela a finales del siglo XIX y principios del XX, principalmente en el llamado cementerio de los extranjeros de La Guaira, estado Vargas, establecido en 1840 y el cementerio de los alemanes de Puerto Cabello, estado Carabobo, establecido en 1844. Ambos en proceso de restauración para su conservación patrimonial.

La Sociedad Israelita de Maracaibo, estado Zulia, tiene un panteón comunitario, sefardí y askenazí, dentro del Cementerio Corazón de Jesús en la Avenida La Limpia, adquirido en 1944 y aun en uso. Hay testimonios de entierros de judíos en un par de cementerios no católicos que existieron en esa ciudadantes de esa fecha, pero que fueron demolidos en el siglo XX, nos referimos al Alemán y al de los Británicos; y de otras sepulturas judías dentro de los viejos cementerios católicos El Cuadrado y El Redondo, aun en pie.

En el cementerio La Primavera de Maracay, estado Aragua, hay dos pequeños panteones judíos que fueron adquiridos por la pequeña comunidad local, hoy prácticamente desaparecida, pero que también servía a los vecinos israelitas de Valencia, estado Carabobo. El primero es de la década 1930 y el segundo de la 1970, con un poco más de 50 sepulturas entre ambos. Mucho más reciente es el panteón del Centro Israelita de Valencia en el Parque Jardín Cementerio El Oasis en Tocuyito, adquirido en 2002 y con capacidad para casi 100 sepulturas; y dentro del cementerio municipal en San Cristóbal, estado Táchira, está un pequeño panteón que data de 1961 con capacidad para unas 36 sepulturaspropiedad de la Colonia Hebrea de San Cristóbal.

No se puededescartar la presencia de sepulturas judías en otros cementerios católicos de distintasciudades y pueblos de Venezuela, no citados en esta reseña, puesto que a lo largo del siglo XX judíos de diferentes orígenes se establecieron a todo lo ancho y largo de la geografía nacional.


Fuentes

• Revista MAGUÉN-ESCUDO / Centro de Estudios Sefardíes de Caracas (CESC) de la Asociación Israelita de Venezuela (AIV).
• La Comunidad Judía de Coro 1830-1900 / Isidoro Aizenberg.
• Diccionario de la Cultura Judía en Venezuela / Abraham Levy Benchimol y Jacqueline Goldberg.
• La Comunidad Judía de Venezuela / Jacob Carciente.
• Noticias de una diáspora: La comunidad askenazí en Tierra de Gracia / Dirección de Cultura de la Unión Israelita de Caracas.
• http://nmidigtal.com
• http://www.jewishgen.org
• http://wikipedia.org

Agradezco a los señores Max Sihman (Maracaibo), Meyer Abadí (Valencia) y Bernardo Zinguer (San Cristóbal) por los datos aportados para la realización de esta reseña, y al Lic. Nestor Garrido por la corrección del texto. A.M.F.

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